Seguramente estás pensando que este es un “rollo” más sobre cómo cepillarte los dientes, y que sobre el tema ya lo sabes todo. Pero estamos conscientes de que por un lado está el hecho de que la publicidad nos abruma con aquello de que hay que cepillarnos los dientes tres veces al día, como si fuera la única medida de higiene bucal. Y por otro lado, que con las prisas y el ritmo general de actividades de la vida diaria en la actualidad, hay algunas rutinas, que precisamente por eso, porque son rutinas, las hacemos en forma mecánica y sin poner nuestro cinco sentidos en ellas, no las hacemos correctamente.
Algo tan simple y habitual se vuelve solamente en algo más que tenemos que hacer, como por cumplir con el requisito, y si a eso aunamos los aromas, sabores, colores y etiquetas deslumbrantes de los productos de higiene bucal, nos encontramos con que entre la falta de tiempo para pensar y hacer las cosas, nuestra boca no recibe los cuidados y aseo que se requieren. La frescura de los productos dan la sensación de limpieza y damos por concluida la tarea antes de que la boca esté realmente limpia.
Como resultado de esto nos encontramos con algunos resultados verdaderamente alarmantes ya que es de esperar que con los conocimientos y los avances científicos y tecnológicos que hoy tenemos, se esperara que según las estadísticas el número de personas con problemas dentales derivados de la falta de higiene bucal fuera rotundamente a la baja, ¡y no es así!
Aquí 6 puntos que no debes descuidar nunca en tu higiene bucal ni en la de tus hijos
- Dicen que como muestra basta un botón. Según algunos estudios realizados por expertos en la materia se calcula que entre los niños de hasta 4 años de edad, ¡por lo menos hay un 26 % que tiene caries! Y eso no es lo peor, sino que a los 3 años ya hay un 17 % con el problema. Es triste que a tan temprana edad ya los niños sufran de los caries, lo que puede tener graves repercusiones a lo largo de su desarrollo. Si tienes niños recuerda a este respecto dos puntos primordiales:
- Iniciar con la rutina de higiene bucal desde muy temprana edad. Puedes comenzar limpiando sus encías con un paño suave o con una gasa. Esto sirve principalmente para dos fines, uno es eliminar de las encías los restos de alimento que puedan acumularse y formar placa dentobacteriana. La otra, (que es muy importante y que nunca se menciona) es que el bebé se vaya familiarizando a la experiencia de que otra persona manipule dentro de su boca, tanto para asearla como para verificar que no haya problemas de infecciones, úlceras, etc.
- Evitar que los pequeños se vayan a la cama y se queden dormidos con el biberón en su boca. Este es uno de los errores más comunes y que más problemas acarrea ya que además de que la descomposición de la leche en la boca es causa de caries y otras infecciones, puede haber deformaciones en huesos y dientes debido a la posición forzada que se mantiene.
- ¿Comes fuera de casa regularmente? En la actualidad es cada vez menos frecuente que las personas vayan a casa a comer y luego regresen a trabajar por la tarde. Lo mismo sucede con los niños y jóvenes en edad escolar ya que aunque únicamente asistan a la escuela por la mañana, es frecuente que haya actividades deportivas o culturales por la tarde, o que los un poco mayores tengan que trabajar durante algunas horas. Sea cual sea la causa, un número muy grande de personas come fuera de casa. Tú ¿aseas tu boca cuando terminas de comer, sea donde sea que comes? ¿Tienes la seguridad de que tus hijos lo hacen y de que lo hacen bien? La respuesta a estas dos preguntas seguramente es “no siempre”, o tal vez pienses que “bueno, dicen que con hacerlo por la mañana y por la noche es suficiente” Y esto último es cierto, pero, ¡cuántas veces llegamos cansados del trabajo, del ejercicio, o de la fiesta y sólo queremos dormir! Y por la mañana, con las prisas, el transporte escolar que se va, el tráfico que nos espera, o que hay que ir primero a alguna diligencia, y entonces salimos corriendo sin asear nuestra boca. Recuerda que los refrescantes de aliento o la goma de mascar solamente son auxiliares para enmascarar el mal olor.
- ¿Piensas que el cepillado es lo único que hay que hacer? Recuerda que el cepillo de dientes limpia la superficie de dientes y encías, pero hay espacios interdentales a donde las cerdas no llegan. ¡Usa el hilo dental!
- ¡No olvides que en tu boca además de dientes están las encías! Frótalas con el cepillo y no temas que sangren. En el caso de que lo hagan acude a tu dentista ya que puedes tener gingivitis o algún otro problema periodontal.
- No olvides que la lengua tiene una superficie que no es lisa y que por lo tanto en ella se pueden acumular microorganismos e impurezas. ¡Usa habitualmente un limpiador de lengua!
- Visita regularmente al dentista y lleva a tus hijos desde pequeños aunque consideres que no tienen caries. Las visitas de diagnóstico y de limpieza dental son necesarias al menos una vez al año.
Como ves no es difícil caer en la rutina y descuidar aspectos que pueden tener repercusiones en tu salud y la de tu familia.
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