Imagina que entras a la oficina de tu dentista y enseguida detectas ese olor característico, podríamos decir que único, muchos lo describen como un aroma antiséptico, a látex, menta, hospital e incluso a clavos de olor; pero curiosamente nadie es capaz de definirlo por un sólo nombre en específico, algunos pacientes expresan que les encanta este olor mientras otros lo odian y hasta le produce dolor de cabeza de forma inmediata.
¿De dónde proviene exactamente ese olor peculiar?
El aroma de los consultorios dentales en realidad es una mezcla de muchos aromas que los vamos a dividir en tres categorías principales a continuación:
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Aromas que provienen de productos dentales
Los clavos de olor son uno de los aromas que encabeza la lista en aquellos detectados por los pacientes, este típico aroma proviene de los cementos que contienen “Eugenol” y que se utilizan en muchos tratamientos como debajo de las amalgamas para proteger el nervio o pulpa dental, y colocar las coronas de manera provisional. La mayoría de las personas refieren que este es el principal olor con que relacionan las Dentistas, tanto así que un interesante estudio realizado en los Estados Unidos concluyó que el aceite de clavos evoca sensaciones de ansiedad y miedo en personas que no les gusta ir al dentista, mientras que los individuos que no tenían esta fobia pensaban que el aceite de clavos tenía un aroma agradable.
Otro olor que encontramos frecuentemente en los consultorios de los Dentistas es el del acrílico que emplean para una gran cantidad de procedimientos como preparar o reparar coronas temporales, que son ésas que colocan mientras les mandan la corona definitiva que mandan confeccionar a los laboratorios dentales y que están hechas a bases de metal y porcelana, la mayoría de las veces. Este acrílico es el mismo que se utiliza en las dentaduras postizas, por lo que es inevitable que expidan un olor similar.
Como seguramente estarás pensando, si, este acrílico es el mismo que se utiliza para reparar uñas postizas.
Otro olor fuerte aparece cuando se realizan tratamientos de conducto o endodoncias, la razón es que el dentista utiliza desinfectantes en el canal como por ejemplo la lejía que tiene un olor muy fuerte al inyectarse en la pieza dental, algunos tratamientos de pulpa también requieren usar diferentes productos químicos como el formocresol y metacresilacetato (cresatin), ambos son productos procesado que rápidamente inundan el consultorio dental de un olor a formaldehído.
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Aromas de productos para limpieza
El control de infecciones en odontología es muy importante, de hecho los dentistas utilizan muchos productos de limpieza con el fin de mantener un ambiente estéril y en su mayoría tienen olores sumamente fuertes, a continuación te dejamos algunos de los productos que dejan un olor persistente en el ambiente odontológico:
- Cloro para el aseo de pisos y paredes
- Jabones antibacterianos.
- Guantes de látex.
- Tollas para desinfectar, estas tienen un olor fuerte a alcohol.
- Hornos de alta presión para esterilizar, estos se usan para matar todas las formas de vida en los instrumentos dentales y durante el proceso diferentes aromas se adhieren poco a poco en las paredes del consultorio.
- Sustancias como el glutaraldehído usado para limpiar instrumental que no debe ser esterilizado con calor.
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Olores provenientes de los procedimientos dentales
Cuando se perforan las piezas dentales al realizar una corona, rellenos o tratamientos de conducto radicular, el aire se impregna de una especie de polvo, para disminuir su volatilidad los dentistas usan mucha agua durante la perforación y succión tan cerca del diente como sea posible.
En algunos momentos es posible que desprendan olores desagradables en el ambiente que provienen de los nervios infectados dentro del diente, pero estos aromas nunca persisten en el consultorio y por lo tanto no son tan características en la memoria de los pacientes.
En conferencias y reuniones de especialistas dentales a veces sale este tema a flote y algunos dicen que no perciben nada, otros que se debe al gel de fluoruro o por el contrario es el polvo de dientes que está en el ambiente, pero indiferentemente del origen muchos consultorios dentales a nivel mundial están optando por usar aceites perfumados y ceras tratando de infundir un aroma más agradable en el ambiente.
La razón de querer evitar este olor se debe principalmente a las personas que presentan fobias relacionadas con el dentista, en la mayoría de los casos el simple hecho de entrar a la sala de espera y percibir este aroma característico los hace aumentar sus niveles de ansiedad y estrés, incluso inducen signos físicos como sudoración en las manos o en general, dolor de cabeza, sensaciones de hormigueo en las piernas y falta de concentración.
Al cambiar el aroma que percibe el paciente cuando entra al consultorio es posible disminuir sus niveles de ansiedad y ayudarlo a ir manejando su fobia dental, además de usar otras técnicas que se utilizan mientras se encuentra en la silla dental como por ejemplo: ir explicando paso a paso el tratamiento a realizar, colocar música de fondo muy suave, conversar siempre con él o ella para distraer su atención, indagar porque inicio este miedo para evitar los factores estresantes, y en el caso de los niños es posible adaptar el vocabulario a uno más amigable, ofrecerle un peluche e incluso mostrarle en su personaje favorito lo que hará le dentista dentro de su boca.
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